La inteligencia artificial (comúnmente llamada IA) es una de las tecnologías que más da que hablar hoy en día. Está revolucionando la forma con la que interactuamos con la tecnología, como la sanidad, transporte, comunicación y otras muchas áreas.
Sin embargo, como todo proceso tecnológico sin precedentes que se precie los desafíos éticos a superar no son pocos. La ética en la inteligencia artificial es un tema muy controvertido, con cuestiones se privacidad y toma de decisiones que influye directamente en el bienestar de la sociedad.
En este artículo vamos a tratar en profundidad las cuestiones éticas de la IA, su impacto en la sociedad y como se está trabajando en subsanar los problemas ocasionados.
Privacidad y vigilancia
Este es uno de los temas más discutidos. Cada vez que aparece una nueva tecnología de alguna forma se ve vulnerada. La recopilación masiva de datos, almacenamiento de contraseñas o aprendizaje de patrones de comportamiento, entre otras, preocupan a la comunidad.
Cualquier persona con nociones puede usar a la IA para recolectar todos estos datos y hacer un uso indebido de ellos. Por ejemplo, recientemente un grupo de investigadores de Reino Unido ha realizado un estudio donde han logrado descifrar las contraseñas mediante el análisis del sonido al teclear. El entorno era una videoconferencia de Zoom y los asistentes introducían las contraseñas mientras la IA escuchaba. La precisión fue del 93% ¡casi nada!
Además, el almacenamiento de estos datos plantea la cuestión de quien usará esta información y para que motivo. Un hackeo puede ser un riesgo importante por lo que se necesita un almacenamiento y uso de los datos de forma eficiente y segura.
Sesgos y discriminación
Hemos visto como en estos últimos años se ha prestado especial atención en el sesgo y la discriminación. Y el entorno de las IA no es menos. Los algoritmos mediante los cuales funcionan pueden introducir (incluso ampliar) prejuicios y discriminación en sus resultados. Siendo un tema de controversia que se está intentando corregir.
Estos sesgos surgen a la hora de recabar esos datos para que la inteligencia puede aprender y aparecen de distintas formas como: datos que reflejan desigualdades entre las personas, sesgos de atributos como la evaluación de una persona dependiendo de la raza, sesgo cognitivo a la hora de recomendar o fortalecer ciertas creencias y opiniones o sesgo en la justicia a la hora de dictaminar un delito.
Responsabilidad y toma de decisiones
La responsabilidad que tiene una IA en la toma de decisiones es algo inevitable a la hora de que se vuelva cada vez más autónoma. Un ejemplo es el caso de accidentes usando modelos totalmente autónomos como puede ser un coche eléctrico o un diagnóstico médico erróneo. Hay que determinar la responsabilidad legal y ética.
Por ello lo principal es que los desarrolladores garanticen que estos productos se pueden usar de manera segura y fiable. Toda inteligencia artificial debe de cumplir ciertas leyes y estándares, como las personas en la vida real. Así que es importante que de momento las personas supervisen y estas vayan aprendiendo.
Desempleo
A lo largo de la historia se ha visto como la tecnología a quitado puestos de trabajo. Con la IA no va a ser diferente. A medida que se vuelve más sofisticada y se implementa en las diferentes industrias surgen las inquietudes sobre la automatización de trabajos.
También es verdad que si esto llega a afectar a un número significativo de la población siempre existen alternativas como la creación de empleo en trabajos relacionados con la IA.
También hay miles y miles de tareas que siempre van a necesitar de un humano supervisando, como ya comentamos en el artículo ¿La IA amenaza la estrategia del SEO?. Todo lo que requiera empatía, creatividad o problemas éticos complejos es inalcanzables por una inteligencia artificial a corto, y nos aventuramos a decir medio plazo.
Transparencia
Cuando hablamos de transparencia nos referimos a la claridad y compresión en como funcionan los sistemas de inteligencia artificial. Por ello es esencial que los desarrolladores sean capaces de explicar su funcionamiento y como ha sido posible, así como la toma de decisiones por parte de la IA.
Así, al tener un producto donde la base es la transparencia, el usuario se siente más seguro y gana más confianza con estos dispositivos. Fundamental para la adopción y el uso ético de las IA en diversas aplicaciones.
Conclusión
Como acabamos de ver, la ética en la inteligencia artificial es un tema crucial a tratar en estos días de incertidumbre. Por ello hay que basar su funcionamiento en una serie de valores morales que afectan a la sociedad, la privacidad, la seguridad y la justicia. Una llamada a la acción para que organizaciones y desarrolladores trabajen juntos para abordar este tema y que la IA beneficie a toda la humanidad.
